El 13 de mayo de 1917, la Santísima
Virgen María se apareció en Fátima (Portugal) a tres niños pastorcitos: a Lucía de 10 años, y a sus primos Francisco y Jacinta, de 9 y 6 años
respectivamente.
Al mediodía los tres niños vieron cómo se encendía un relámpago de la nada
y una señora bellísima se apareció. Les dijo que rezaran, especialmente del
rosario, con el fin de apresurar el final de la guerra (la 1º Guerra Mundial) y para la conversión de
los pecadores del mundo entero.
La
señora se apareció otras cinco veces ese año, y los tres pastorcitos regresaron
cada 13 al lugar de la aparición, una localidad llamada Cova de Iria, para
hablar con la bella señora, mientras una multitud de fieles, cada vez mayor,
los acompañaba al lugar.
Las
autoridades civiles y religiosas intervinieron interrogando a los tres niños y
encerrándolos en la cárcel para asustarlos y obligarlos a decir la verdad. Pero
eso no detuvo el flujo de los peregrinos, y por ello fueron liberados.
En
el mes de octubre del mismo año, durante su última aparición, la señora se
reveló como la Virgen del Rosario, recomendando la oración y la penitencia.